Hilar la memoria: el arte popular de Daniel Alberto García Rojas

El trabajo en el arte popular de Daniel Alberto García Rojas se ha desarrollado en la reminiscencia de prácticas culturales en desuso, agobiadas por la industrialización textil, la precarización y proletarización de los pueblos originarios, que además han resistido a los embates de la folclorización de sus culturas.

Esto co-implica dos elementos esenciales: la memoria familiar y la memoria de la colectividad. Al formar parte de una familia con tradición artesanal, en la filigrana de oro, de mujeres comerciantas en los mercados tradicionales de la Ciudad de Oaxaca, así como en el comercio a pie, de casa en casa, Daniel ha andado los caminos de sus ancestras: su madre y su abuela. Esta enseñanza en la tradición se nutrió de la religiosidad que participan activamente en el lugar de origen de Daniel: Santa Lucia del Camino. Un pequeño municipio, que la urbanización depredadora de la Ciudad de Oaxaca ha absorbido, lo cual ha impactado negativamente en el bienestar urbano del poblado, situación en la que pervive su religión vivida en la forma del catolicismo popular de un territorio anteriormente poblado por zapotecos y mixtecos desplazados.

Los senderos que ha recorrido Daniel se bifurcan en los lazos de vecindad con poblados aledaños a Santa Lucia del Camino y en su interés por adquirir conocimientos especializados que alimenten sus saberes prácticos, nos cuenta:

"Cuando me encargaron replicar una blusa de San Sebastián Tutla, comencé con el orillado del cuello, un tejido parecido a la randa. Fue entonces cuando ese recuerdo volvió. Me di cuenta de que el canesú que me mostró doña Patro, cuando era niño, era randa, y que aquella cuadrícula cerrada no tenía tela de sostén. Intenté aplicarla según mi memoria, pero el resultado era tosco, lleno de nudos, con una textura que no lograba controlar. Tiempo después, en un taller del Museo Textil de Oaxaca con Tamara Rivas, ella me explicó que existía un nudo derecho y un nudo izquierdo. Yo no lo sabía: los hacía indistintamente. Solo con entender esa diferencia, todo empezó a tener sentido. No me enseñaron más, pero esa pieza de conocimiento me ayudó a hilar con más conciencia lo que antes solo intuía. Aun así, no lograba hacer más de 40 cm, y las piezas que salían no tenían tela de base: el pepenado se añadía después. Me costó años alcanzar la precisión que quería. Hasta que un día, en plena enfermedad, cuando no podía caminar, me despertó el canto de un gallo. Y con él, supe cómo añadir el hilo sin que se notara. Así terminé mi primera pieza: El Quikirikí, llamada así por ese despertar, y que hoy forma parte del acervo del Museo de Arte Popular de Oaxaca" (Comunicación con el artesano Daniel Alberto García Rojas).

De esta forma, Daniel ha buscado del apoyo de las políticas públicas destinadas a la capacitación artesanal, sobre la base de una experiencia que se conecta con el trabajo en la comunidad. Por más de 10 años, generó un estudio etnográfico de la religiosidad de Santa Lucia del Camino, donde se encontró con las relaciones interculturales, más que hibridaciones, entre su pueblo y los pueblos vecinos del Valle de Tlacolula en la música, danza y vestimenta. Los descubrimientos y confirmaciones sobre la historia cultural de su pueblo le dotaron de elementos sin iguales que impactaron en su creatividad, pero, principalmente, en la incorporación de otras personas en las que generó el interés por el aprendizaje en las tradiciones artísticas de sus culturas. Así surgió el colectivo Gie Xnia Colectivo Flor Roja, conformado por cocineras tradiciones, autoridades religiosas, mujeres y hombres tejedores, no solo luceños, sino de otros poblados y regiones de Oaxaca a los que Daniel formó como artesanos. De esta forma, el impacto de su práctica en las artes populares ha trascendido su comunidad.

“Mi trabajo ha sido ese: bordar lo que parecía perdido, recuperar lo que parecía ajeno y compartimos, hilar desde la memoria y dejar que las manos reconstruyan lo que el corazón no ha olvidado” Daniel Alberto García Rojas.