La fiesta comenzó pasada las 4 de la tarde, partiendo del templo católico para recorrer una a una las calles de la población. Al ritmo de sones y jarabes, los tianeros, bailaron y expresaron la alegría por sus tradiciones.

El recorrido lo encabezó la mayordoma que, como es tradición, portaba la canasta de bulto con la imagen de San Sebastián Mártir, y se acompañó de las mayordomas del Dulce Nombre de Jesús, la Virgen de la Soledad, San Sebastián Segundo, así como las demás imágenes que se celebran a grande en San Sebastián Tutla. Detrás, las mujeres de la comunidad portaban las decenas de canastas enfloradas que dan vida a esta tradición, destacando las canastas de relicarios, propias de la población, que, en esta ocasión, se adornaron también con cohetería que fue quemada alegremente al finalizar el recorrido.

En esta calenda, no pudieron faltar los maramoteros, que, sin importar la edad, giraban día maramotas, adornadas con festón de pinocote, cadenas de papel rojo y amarillo, así como pinturas de los santos patrones del pueblo. Las maramotas, sin duda, son elementos de identidad en esta comunidad, pues días previos a la calenda, los muchachos comienzan a armar desde cero las marmotas, y con ellas formar parte de estas fiestas. Además de que, se realiza un concurso en donde se elige a la mejor marmota y maramotero, y tiene como objetivo, preservar esta artesanía que además se erige como en símbolo cultural de San Sebastián Tutla.

El gran recorrido lo cerraban los carros alegóricos de la reina del pueblo con sus princesas, quienes presiden todas las actividades populares, y el carro de la escenificación de San Sebastián Mártir, que se representa por niños, esta presentación se conserva como una dicha que año con año se sigue practicando entre las familias del pueblo.

Fue así que un año más, San Sebastián Tutla realizó su alegre calenda de flores, que se complementa el mismo día pero por la noche, con la calenda de luces o de borrachos.

Contenido por: Antonio Aquino