Palabras de una Rescatista en Juchitán, Oax: "Los necesitamos cerquita, hasta que se nos vaya el espanto de la escasez"

A 3 días del terremoto que devastó parte de Oaxaca, parte del equipo de Vive Oaxaca ha platicado con una rescatista que ha vivido a flor de piel los acontecimientos, han sido horas de tremenda angustia, pese a ello a querido quedar en el anonimato, aquí sus palabras.

Heroica ciudad de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. 10 de septiembre del 2017. 05:00 a.m.

La situación en el Istmo es ésta: Las zonas más afectadas son Juchitán, Ixtaltepec, Unión Hidalgo, San Mateo del Mar y Chicapa de Castro.

Carecemos de agua, alimentos y techo. La ayuda está llegando pero tememos que a medida que el tiempo avance, la necesidad se vuelva más fuerte. Algunas farmacias y tiendas de auto servicio reanudan servicio hoy, también los puestos de lo que fue el mercado. Hay tienditas abiertas, pero no son muchas y no tienen mucho. Hacemos fila para conseguir alimentos y eso los que sí tenemos la capacidad económica, los que no perdimos todo. Pero son muchas familias las que si lo perdieron todo, la vida incluso.

Hay un albergue oficial: el Instituto Tecnológico del Istmo (ITI). Están abastecidos y bien atendidos, pero mucha gente no quiere apartarse de lo que fue su casa y otro poco está repartido en las explanadas públicas de su zona: atrios de iglesias, pistas de fiesta y campos deportivos. "Otro poco" es un decir, esos espacios están abarrotados.

Los que podemos nos estamos coordinando con los centros de acopio de la capital del estado, de CDMX, Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Lagunas e Ixtepec, por grupos. El grupo de voluntarios con el que estoy, recibimos de CDMX y Puebla. Nos están llegando poco a poco los víveres y hemos recorrido hasta ahora una mínima parte de las zonas afectadas.

Como les decía, nos angustia que la necesidad aumente y el apoyo no alcance. Ya no contamos con el gobierno ni confiamos en el municipio, por eso el voluntariado lo hacemos sin su ayuda. Nos hemos enterado que la ayuda que le llega al municipio se reparte entre los líderes de las colonias, que el DIF sólo reparte víveres a su gente y que está negando servicio a la gente que lo solicita.

El Hospital General de la ciudad también quedó dañado, por lo que se trasladaron al IESIT (Instituto de Estudios Superiores del Istmo de Tehuantepec) de Juchitán. Están ocupando el auditorio para valoración y para la gente internada, a los que necesitan cirugía los trasladan al sanatorio Santa Fe, la atención es gratuita. El Hospital necesita sobre todo equipo de venoclisis, soluciones fisiológicas y harma; batas quirúrgicas, cubrebocas, analgésicos y antibióticos inyectables y pilas C, porque no hay luz y la necesitan para algunos aparatos médicos, para atender a los pacientes.

Seguimos con las réplicas y aunque el terremoto ya pasó, las calles no son seguras, hay edificios que en cualquier momento se pueden caer, ayer cayó uno sin necesidad de réplicas, lo derribó el aire como una pluma de polvo; gracias a la vida ya no había nadie dentro, horas antes los dueños estaban sacando los aparatos y materiales médicos que se salvaron, era una tienda de ortopedia y medicina general, un edificio de 3 pisos.

La SEDENA está concentrada en el centro, en los escombros del Palacio, intentando sacar el cuerpo de dos policías que quedaron ahí. Eso es lo que sabemos. No los hemos visto en otros lugares, sólo ahí. Se supone que están haciendo verificación de daños materiales porque nos van a dar un apoyo para reconstruir las casas, pero no sabemos cómo es su procedimiento, porque vemos que sólo se pasean con su celular en sus camionetas por las calles. No se bajan, no preguntan nada con nadie. Apenas despejan los escombros y los postes de luz y teléfono caídos; según ellos, no vinieron a arriesgar sus vidas, sólo a ayudar en lo que se pueda. No sabemos si se van a ir pronto, suponemos que sí: ayer ya sólo vimos un autobús de los tantos que habían antier, esperamos que se hayan ido a Xadani, Ixtaltepec, Unión Hidalgo y San Mateo y que no nos hayan dejado a nuestra suerte como tememos.

Afortunadamente, mi familia de la capital del estado vino con despensa para nosotros, despensa que compartimos con nuestros vecinos y conocidos. Nos miramos a los ojos para decirnos: estamos juntos, estamos vivos.

Aquí no dormimos y si dormimos es por momentos. A los que nos va bien, dormimos en el patio o en la sala de nuestras casas, cerca de las puertas de entrada, en el piso, en los sillones o hamacas, con la luz prendida que luego se va; dormir también es otro decir, apenas si cerramos los ojos, cualquier pequeño ruido pensamos que es temblor o terremoto. No hemos limpiado nuestras casas rotas por lo mismo.

Los que ya no tienen casa, pasan por una angustia peor, en la calle, algunos sin luz, descubiertos, sin protección para la lluvia que viene.

Nuestros vecinos que están en esa situación están repartidos entre los vecinos que pudimos acogerlos. No pudimos cobijar a todos, pero siempre estamos al pendiente de los que están durmiendo afuera. Dicen que en Jalapa del Marqués van desalojar a todo el pueblo porque parece que hay fisura en la presa del pueblo: llueve sobre mojado.

La ayuda amorosa ya está llegando, la reciben nuestras manos empolvadas como si volviéramos a dar respiro de recién nacidos; gracias, gracias, g r a c i a s. Los necesitamos cerquita, hasta que se nos vaya el espanto de la escasez.

Cuando sueño, sueño que nos derriba la tierra y despierto en la casa de mi abuela por alguna réplica. Lo siento como los velorios de nuestros muertos hace años, igualito: luces prendidas, todos juntos, sin dormir, tristeza y cansancio. Y sí es un velorio, se nos fue Juchitán.

Siempre despierto y por un segundo no recuerdo lo que pasó, pero apenas veo mi casa, salgo a la calle, todo me golpea. Las sirenas siguen sonando.

Pienso que no soy la única y eso es triste, pero la soledad y la pérdida nos une a todo el pueblo ahora. Lo cierto es que aunque lo vemos, no nos ha caído el veinte de nada. Yo no puedo creer que nos tocó un terremoto y que no estoy soñando los escombros.

Hoy dejamos un poco de víveres con una familia que se queda refugiada en una escuela de Tae Kwon Do. Su casa se les vino encima, algunos lograron salir, pero los padres de esa familia, los más grandes, quedaron atrapados en los escombros, el señor tiene todavía la sangre seca en su frente, se hirió la cabeza. Su hija nos dijo: él perdió a mi mamá en el temblor. Dicen "temblor" para aminorar el dolor, pero ahí sigue, creciendo. Están de luto y por las veladoras y las flores, supimos que ahí velaron y despidieron a la mamá, ahí en la escuela.

Siempre se acostumbra imprimir y enmarcar una foto grande de nuestro difunto y ponerla en el altar lo más pronto que se pueda para que cuando se vaya el cuerpo nos quede ese recuerdo, más lindo que una piel fría. En vez de eso, había un cuadro de la Virgen de Guadalupe que seguro les prestaron los vecinos.

Hasta ahora van más de diez muertos en el pueblo. Nuestra esperanza es el rumor de un niño que encontraron ayer en los escombros, que aún estaba vivo. Nuestro consuelo, que por gracia divina, el terremoto no nos agarró en el día.

Se oye tan indefensa esa palabra: terremoto.
JULIETA YU

©/℗ www.ViveOaxaca.org
"Tierra de dioses que nunca muere"
2017

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