La Virgen de La Soledad saliendo de la basilica

18 de diciembre, sin duda alguna, una fecha esperada y conmemorada con gran fe, tradición y orgullo por los oaxaqueños, pues es el día que se festeja a nuestra santa patrona y una de las 3 imágenes marianas más visitadas en México; Nuestra Señora de La Soledad, imagen venerada desde hace casi 400 años en lo que hoy es su hermosa basílica.

La historia nos dice, que en 1617 un grupo de arrieros que iba de Veracruz a Guatemala, al llegar a Oaxaca, notó que llevaba una mula de mas, al llegar a la ermita de San Sebastián esta mula calló rendida de cansancio, el arriero trato de levantar su carga y a la mula, al ponerse la mula de pie volvió a caer, pero esta vez murió, el arriero aviso a las autoridades para no tener multa alguna, asi fue que se procedió a buscar al dueño del animal, preguntando a todos los que se pudo, nadie era el dueño, nadie sabía de aquella mula.

Al revisar la carga se le encontró la cara y manos de María y un Cristo con un letrero que decía: “La Virgen al Pie de la Cruz”, al conocer este hecho el Obispo Bartolomé Bohórquez ordenó que en ese lugar se levantara un templo en honor a la divinidad; hasta el día de hoy esa imagen permanece en su basílica, en donde aun se puede ver la piedra en donde destaparon aquella caja.

El Cristo bendice a los oaxaqueños en el Templo del Carmen Alto.

Este 18 de diciembre la comunidad de oaxaqueña y demás visitantes nacionales y extranjeros, se reunieron en la Ciudad de Oaxaca para venerar y festejar a la santa patrona, a Nuestra Señora de La Soledad.

La fiesta dio comienzo con la quema de la pirotecnia el día 17 de diciembre por la noche, dando paso a las mañanitas de la Virgen de La Soledad y comenzando con las incontables visitas de los fieles que a píe, bicicleta o camión llegaban hasta la basílica.

Una vez santiguados comenzaba el lento pero satisfactorio recorrido por el interior del templo, pues era un poco difícil poder llegar a los pies de la imagen con la gran cantidad de personas reunidas.

Entre misas, rosarios y veladoras, los oaxaqueños compraban rosarios para poder así sellar en esta fecha tan importante, el sagrado compadrazgo y apadrinamiento de los niños y niñas.

En el atrio las bandas de música y chirimías llegaban a darle las mañanitas y acompañarla con los sones propios de sus regiones.

Nuestra Señora de La Soledad

Llegada las 7 de la noche se viviría uno de los puntos más emotivos, sagrados y únicos cada año, pues comenzaría la misa en honor a la virgen cuya curación se extendió más de una hora. Una vez terminada el párroco dio agradecimiento a la madre de los oaxaqueños por permitir festejarla un año más, por elegir Oaxaca como su casa; también agradeció a los hombre y mujeres religiosos que contribuyeron en las festividades y a las Chinas Oaxaqueñas de Doña Genoveva Medina, quienes un año más acompañan a la virgen en sus fiestas.

Una vez concluido los fieles pudieron ser participes de la procesión de la Virgen de La Soledad, procesión que recorrió el atrio de la basílica acompañado con rezos y melodías católicas interpretadas por la banda de música y que solamente se realiza este día cada año.

Escoltada por diversos cuerpos de seguridad para resguardar la integridad de la imagen y sus hermosas joyas, por chinas oaxaqueñas y un grupo de Boys Scouts la imagen bendijo a quienes con lágrimas, vivas y aplausos eran testigos de su fe.

Al finalizar la imagen ingreso al templo y fue colocada en donde permanece todo el año.

Al salir del templo la fiesta continuaba, pues entre marmotas y canastas las chinas oaxaqueñas bailaron el Jarabe del Valle y la banda de música continuó alegrando la noche.

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